El dilema del prisionero.

En la Teoría de Juegos uno de los más famosos es el Dilema del Prisionero:

En éste dos delincuentes son detenidos, pero la policía no tiene pruebas suficientes para lograr la máxima condena. Entonces separan a ambos sin que puedan comunicarse y les plantean dos posibilidades: confesar delatando al compañero (confess) o no delatarlo guardando silencio (remain silent). Hay 4 opciones en función de lo que decidan ambos hacer y las condenas consecuentes. Si ambos no se delatan sólo pasarán 1 año en la cárcel, si ambos se delatan entre sí serán 5 años, y si uno delata y el otro no entonces el delatado pasa 20 años y el otro sale libre.

La solución a este dilema es que ambos se delaten entre sí y pasen 5 años de cárcel. Esto se debe a que un prisionero cuando lo piensa bien aunque quiera no confesar se arriesga a que el otro lo delate y termine pasando 20 años en la cárcel. Ante esta posibilidad tiene más incentivos para delatar al contrario que para guardar silencio.

Este dilema es un ejemplo claro de cómo pudiendo colaborar y salir beneficiados ambos no lo hacen, buscando cada uno su propio beneficio personal el resultado es que ambos pierden colectivamente.

Algo parecido sucede con otros mecanismos de decisión cuando las decisiones individuales van en contradicción con el interés colectivo. El resultado de todo ello es que el interés colectivo de todos empeora de una forma significativa.