Despoblación: un problema de Estado.

Los pueblos se desangran demográficamente es un hecho incuestionable. La población cada vez está más envejecida, y los jóvenes emigran a donde pueden encontrar mejores oportunidades. Paradógicamente en una misma provincia pueden coexistir la superpoblación con áreas en despoblación. Hay que hacer algo urgentemente, el 40% del territorio nacional está en peligro de despoblación grave. Hoy en día, prácticamente queda en este vasto territorio sólo un 4% de población. Hablamos de la mitad de los municipios (el 61% de los municipios españoles tiene menos de 1.000 habitantes), no siempre fue así. ¿Quien no tiene familiares o antepasados procedentes de un pequeño municipio?. Ya existen actualmente en torno a 3.000 pueblos abandonados, de España (no hablamos de Laponia), una nación que crece en el litoral y envejece en el interior (salvo el entorno de Madrid ciudad). Hoy la despoblación es ya un problema de Estado, porque podemos llegar a ser el territorio más desarticulado de la UE. 

Todo esto sucede paradógicamente en un mundo donde se está multiplicando la población hasta límites insostenibles para el planeta, y peligrosos para el resto de especies. Vemos que, al mismo tiempo se dan procesos de concentración brutales, mientras, se vacían vastas áreas a la búsqueda unos bienes y servicios de los que carecen en su hábitat, y un modo de «vida feliz» que se vende en todos los medios de comunicación; contra una imagen peyorativa del medio rural durante décadas.

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