Necesitamos una Europa que represente a su ciudadanía, no a los mercados.

La recesión y el abismo al que se asoma Europa, confirma el rumbo interesado de unos países frente a otros, que terminará perjudicando a todos sus socios, pareciese que ha decidido hacerse el Hara-Kiri. La estrategia del «sálvese quién pueda» que se ha generado en estos años de crisis, que ha dado como resultado que sean los ciudadanos quienes paguen las inversiones de terceros países en sus bancos, convirtiendo dichas deudas privadas en deuda pública.

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