¿Existen los «tontos útiles»?.

«Tonto útil» es una expresión utilizada sobre todo en política, que no se refiere a lo que entendemos por inteligencia ordinaria. Un «tonto útil» es una persona de la cual se aprovechan, porque no sabe ver los motivos ocultos de sus acciones, de forma que apoya involuntariamente una causa (usualmente política) contraria incluso a sí mismo o a sus propios intereses. Una causa, que si estuviese bien informado no apoyaría. Si analizase más a fondo hechos subyacentes, se daría cuenta de que podría ser de las primeras víctimas si triunfa lo que apoya. Si fuese consciente, se consideraría un cómplice, un activista o un infiltrado, pero no es su caso. La expresión «tonto útil» se usa incluso (como insulto y a veces sin fundamento) para calificar a los contrarios por no favorecer los intereses de una determinada opción. La expresión tontos útiles y/o compañeros de viaje, se le atribuye a distintos autores, según distintas fuentes.

Los tontos útiles piensan que están defendiendo una causa o intereses legítimos. De esta manera puede suceder que grupos organizados defendiendo sus propios objetivos se conviertan en «tontos útiles» de otros, sin siquiera saberlo, en la medida que concurran en parte con sus objetivos. El concepto describe pues, a alguien que es manipulado por un movimiento político, un grupo terrorista, un gobierno hostil u otro tipo de organización. Seguir leyendo

Tiempos de confusión y desigualdad.

El número de multimillonarios en España, durante estos diez años de crisis, se ha doblado. Este dato es demoledor para explicar exactamente lo que ha pasado. Los cambios de décadas son imperceptibles en el día a día, mirando por el retrovisor podemos observar que sólo sucedió una fase más de lo que lleva sucediendo durante mucho tiempo. Ha «triunfado» una determinada forma de entender la política, la economía, la información y la forma de plantear las relaciones internacionales en un mundo globalizado. Como reacción a todo lo sucedido, asistimos al ascenso de pésimos dirigentes: Trump, Putin, Maduro, Erdogan, Duarte, Orbán, Kim Jong-un, ….. Estas son las manos «responsables» en las que está el destino del mundo: que nos cojan confesados.

Se han construido mentiras sobre antiguas mentiras. Sería «aceptable» admitir que, a pesar de tener magníficos especialistas, éstos se hayan equivocado, provocando una situación crítica que desemboca en un desastrosa crisis social. Pero esa no es la verdad: lo sabían (por poner un ejemplo fenómenos globales como el cambio climático, burbujas especulativas,…). Si, eran conscientes, lo sabían y lo negaban, e iban más allá: les daba igual. Incluso un paso más: mentían interesadamente. Y el culmen de todo: se han llegado a montar fundaciones y se han pagado a «especialistas» para mentir. Fenómenos como el cambio climático, la contaminación de la tierra, del mar y del aire, o la burbuja financiera, son sólo algunos ejemplos. Aunque ahora los efectos nos están explotando en la cara.

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Despoblación: un problema de Estado.

Los pueblos se desangran demográficamente es un hecho incuestionable. La población cada vez está más envejecida, y los jóvenes emigran a donde pueden encontrar mejores oportunidades. Paradógicamente en una misma provincia pueden coexistir la superpoblación con áreas en despoblación. Hay que hacer algo urgentemente, el 40% del territorio nacional está en peligro de despoblación grave. Hoy en día, prácticamente queda en este vasto territorio sólo un 4% de población. Hablamos de la mitad de los municipios (el 61% de los municipios españoles tiene menos de 1.000 habitantes), no siempre fue así. ¿Quien no tiene familiares o antepasados procedentes de un pequeño municipio?. Ya existen actualmente en torno a 3.000 pueblos abandonados, de España (no hablamos de Laponia), una nación que crece en el litoral y envejece en el interior (salvo el entorno de Madrid ciudad). Hoy la despoblación es ya un problema de Estado, porque podemos llegar a ser el territorio más desarticulado de la UE. 

Todo esto sucede paradógicamente en un mundo donde se está multiplicando la población hasta límites insostenibles para el planeta, y peligrosos para el resto de especies. Vemos que, al mismo tiempo se dan procesos de concentración brutales, mientras, se vacían vastas áreas a la búsqueda unos bienes y servicios de los que carecen en su hábitat, y un modo de «vida feliz» que se vende en todos los medios de comunicación; contra una imagen peyorativa del medio rural durante décadas.

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