El autoengaño, el populismo y el fanatismo también se consolidan fisiológicamente. La disonancia cognitiva.

Los discursos populistas interiorizan estrategias de manipulación y persuasión, que se basan sobre todo en recurrir a las emociones y huir de la lógica. Las emociones nos impulsan a actuar sin pensar. No es casualidad, tiene una base científica y biológica, la zona del cerebro de las emociones es la más primitiva y desarrollada. Mientras que la zona de la lógica, al ser más nueva, menos desarrollada tiene una actuación secuencial posterior. Eso propicia que en la inmediatez seamos seres  emocionales en mayor parte. Cuando se repite muchas veces una mentira, acaba siendo realidad en la mente de quienes la escuchan acríticamente. Esto es así porque las células neuronales repiten el mismo patrón una y otra vez, hasta que acaban convirtiéndose en enlaces neuronales permanentes, conocidas como redes neuronales. Esta conexiones ya no son fáciles de eliminar, porque pasan a ser parte de la identidad del individuo. Así nacen las convicciones y el sectarismo, si se tiene la habilidad de dar con los mensajes clave que se trasladan. El fanático en verdad cree lo que dice, por más pruebas que le des en contra.

El sistema límbico es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que regulan las respuestas fisiológicas frente a determinados estímulos. Es decir, en él se encuentran los instintos humanos. Seguir leyendo

Cuando se olvidan la historia, las leyes y la realidad.

Cuando olvidamos la historia, las leyes y la realidad estamos condenados al fracaso: oportunismo, populismo, irresponsabilidad, falacias, ideas felices, contertulios diciendo chorradas, creadores de opinión a sueldo, nos han llevado aquí. Este es el nivel al que hemos llegado. Presentando falsos dilemas como mediar entre cumplir la ley o saltársela a la torera. Sufriendo ocurrencias, queriendo sustituir las turbas ciudadanas en la calle, por los parlamentos para hacer política. Medios públicos nacionales que han comprometido su independencia, dejando en manos de otros vender su versión. Confundir interesadamente problemas de Estado que nos afectan a todos por igual, con problemas con un determinado partido político. Clubes de fútbol, asociaciones,……. ofreciéndose a ser los árbitros sustituyendo las cámaras democráticas. Victimismos infantiles que luego resultan ser burdas mentiras, y medios que no se sabe bien si están informando de los que sucede en directo, y/o sirven para señalar el lugar de convocatoria de la siguiente movilización donde deben acudir los despistados.

Lo de la independencia, entre otras cosas, no va de convertir en extranjeros a los de fuera, que son libres de visitar el territorio o no, es sobre todo convertir en extranjeros a los de dentro no afines a la causa. Cuando ésto se hace unilateralmente refrendando una ruptura, en lugar de una acuerdo, se fractura internamente la sociedad, y por supuesto externamente. Ahora lo que se impone es que todos los responsables políticos legítimamente y democráticamente elegidos restablezcan la legalidad y la normalidad democrática, que nunca debería haberse perturbado. No se puede saltar esa pantalla. Seguir leyendo

Se consolida la era de la postverdad.

Podemos poner una foto manipulada, una afirmación o un documento falso en las redes sociales, para que sea difundido millones de veces y para que esta invención se convierta en noticia e incluso sea un hecho, y que ya no se sepa en qué creer. Umberto Eco decía de las redes sociales que eran el único lugar donde tenía la misma relevancia la opinión de un Premio Nobel que la de un alcohólico del bar de la esquina, siendo una fuerza corrosiva antisistema que podría destruir la confianza en la opinión de expertos e instituciones. El diccionario Oxford ha proclamado que “postverdad” (Post-truth) es la palabra internacional del año. El concepto de «post-truth politics» lo popularizó la revista The Economist en el artículo Art of the lie, aunque el concepto es más antiguo.

El triunfo de Donald Trump o el “Sí” al Brexit y otros fenómenos populistas internacionales  han provocado su “gran impacto en la conciencia nacional e internacional”. La postverdad se produce cuando en determinadas circunstancias, los hechos son menos influyentes sobre la opinión pública que las emociones o las creencias personales. «Trump es el máximo exponente de la política ‘post-verdad’, (…) una confianza en afirmaciones que se ‘sienten verdad’ pero no se apoyan en la realidad», escribió la revista The Economist.

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El ascenso de las posturas radicales.

Estamos asistiendo al ascenso de posturas radicales tanto en Europa como en Estados Unidos, es un hecho que se está produciendo recientemente con el avance del Tea Party de Sarah Palin y los partidos de ultraderecha en países europeos, como últimamente Suecia.

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