Brexit en plena pandemia.

El Brexit ha pasado a un absoluto segundo plano ante la repercusión sanitaria, social y económica de la pandemia del Covid-19. La principal preocupación de la UE durante los últimos años ha quedado aparcada y resurgirá, dado el momento, con toda su virulencia. Las negociaciones se rompieron el 1 de febrero de 2020, y las negociaciones de la ruptura económica, que será el 1 de enero de 2021, van aún peor, y vistas las declaraciones del Boris Johnson, el brexit sin acuerdo o bajo mínimos es el escenario más probable a día de hoy. El pacto para evitar frontera física en Irlanda del Norte para una paz entre las comunidades irlandesas, tiene efectos económicos y el caos estaría garantizado, si no se cumple el Acuerdo de Relación Definitiva, pactado anteriormente.

No es posible alguna prórroga de última hora, porque debería haberse solicitado antes del 1 de Julio de 2020, y entre otras razones porque en enero de 2021 comienza un nuevo Marco Financiero Plurianual. Los tiempos aconsejan buscar un acuerdo urgente, aunque sea de mínimos, antes que ningún acuerdo. Incluso un acuerdo de mínimos (libre comercio sin aranceles, ni cuotas– que implicaría dos condiciones: firmar un acuerdo de pesca con acceso a sus caladeros y compromiso de mantener estándares laborales, medioambientales, fiscales y de ayudas de Estado similares a la UE, para evitar la competencia desleal, y – un acuerdo en algunos servicios– que implicaría asumir legislación comunitaria y la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europea, algo que produce urticaria a los tories; pero sería crítico a nivel aduanero en sectores como la industria, como la del automóvil, no sólo por los aranceles, sino por los trámites administrativos con terceros países). A esto hay que sumar que cualquier acuerdo necesita la votación de todos los parlamentos, un trámite que va contra el tiempo disponible. Todo lo que tenga que decidirse deberá hacerse antes de finales de octubre, y si apuramos para mediados de ese mes. A día de hoy los augurios del resultado negativo para Reino Unido no son buenos, aunque, siempre Johnson podría esconder los efectos preversos del Brexit con los del coronavirus, o su nefasta gestión sacando pecho y recurriendo al orgullo nacional, para defender un «brexit duro».

A partir del 1 de enero de 2021 las empresas británicas de servicios (transportes, ferrocarriles, líneas aéreas,..) perderían su licencia para prestar servicios en la Unión, y deberán obtener nuevas licencias para cumplir requisitos tanto británicos como europeos. Muchas empresas tienen actualmente capital mixto británico-comunitario, pero no podrán actuar intracomunitariamente, y a esto hay que sumarle los problemas laborales del personal sujeto a las enrevesadas reglas migratorias. Lo que no va a hacer la Comisión Europea, en ningún caso, son excepciones en las reglas del mercado único, para no incentivar otros «brexit» haciendo ver que un país tercero pueda tener privilegios que no tienen otros. Además el cumplimiento efectivo de la legislación europea es un requisito exigible ante el Tribunal de Justicia de la UE para cualquiera, incluidas las empresas competidoras. El mercado único no se puede trocear, ni para los servicios, incluidos los servicios financieros. La Comisión como máximo podría aprobar un plan de contingencia, para evitar el caos inicial, con medidas sacadas del plan que se contemplaba en su momento cuando no se preveía ningún acuerdo. Por parte británica tampoco están avanzando nada, que no sea restablecer los controles aduaneros. Y, aunque no le guste, debe restablecerlos en el mar de Irlanda para evitar el flujo ilegal de mercancías británicas y de terceros vía Irlanda del Norte (sin frontera física con la UE), que es una frontera muy sensible socialmente para los unionistas. Ahora nos preocupa el COVID, éste tendrá vacuna, pero no tendrán ninguna para la reacción de Escocia y sus implicaciones políticas soberanistas durante muchos años próximos.

El discurso conservador del brexit se basa en que Reino Unido recupere el control de su dinero, sus fronteras y las leyes, es decir quieren «lo mejor de ambos mundos» en el acuerdo de ruptura, con las ventajas del mercado único, y sin sus obligaciones. Pero la UE recuerda que para un acuerdo comercial se deben seguir las reglas de Bruselas. Por otro lado también pretenden dar ayudas a las empresas, que es una competencia desleal según la UE, y para dar acceso a nuestro mercado se debe asegurar que quienes tengan acceso preferencial, no están subvencionando sus exportaciones; lo cual también va contra las leyes de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por lo pronto el asesor legal Jonathan Jones, ha dimitido por las discrepancias con el primer ministro que pretende alterar unilateralmente a última hora temas ya acordados (como los referidos a subsidios estatales, las aduanas con Irlanda del Norte,…), y Jonathan Jones es el sexto alto funcionario que dimite en un año. Michel Barnier, el negociador de la UE para la relación post-Brexit, ha dicho que cancelar partes de lo ya acordado sería inaceptable para Bruselas; y ha recordado que el divorcio entre el Reino Unido y la UE fue una decisión de los británicos que el bloque comunitario «respeta pero lamenta», y que ahora requiere centrarse en qué relación se establece entre ambos para el futuro. La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, ha declarado que confía en que el Gobierno británico implemente el acuerdo de salida, una obligación bajo la ley internacional y un requisito previo para cualquier asociación futura.

 

REFERENCIAS

Por cierto, ¿y el Brexit?

Johnson pide a la UE más cooperación ante la perspectiva de no alcanzar un acuerdo para el 15 de octubre

Dimite el asesor legal del Gobierno británico por la actitud de Boris con el acuerdo Brexit

Boris Johnson amenaza con un Brexit duro si no hay un pacto con la UE antes del 15 de octubre

Brexit | Reino Unido abandona la UE: qué pasará ahora y cuáles son los retos más urgentes para los británicos

Bruselas rechaza de plano los cambios que Londres propone para el Brexit

Johnson prepara a los británicos para un posible Brexit sin acuerdo a finales de año

«Coronabonos». Lo que está pasando, pasará: aprendamos.

Aunque hay quien se empeña en no ver que esta pandemia no afecta a países, … sino a la humanidad como especie. Esto no va de lo que ha pasado en China, está pasando en USA, Italia, España, Francia,….., es lo que está pasando en nuestro planeta, porque este es el último aviso a los miembros de la condición humana. Una crisis que cuestiona nuestro propio sistema, que no es capaz de preveer, ni solucionar los problemas que genera. Esta pandemia pone en evidencia la importancia de muchas cosas que hasta ahora consideraban secundarias (algunas personas), como es la salud pública, la educación (cantera de), la investigación, el cambio climático,… Nos damos cuenta que esta crisis no la va a solucionar la economía, ni la política, sino que la van a solucionar los científicos: la biotecnología.

La UE por su parte, en la misma linea (salvo alguna novedad), a día de hoy (veremos dentro de dos semanas), está reaccionando exactamente igual que en 2008. Entonces el tesoro norteamericano y Reino Unido tomaron medidas que les ayudaron a salir de la crisis muy rápido. En tanto, una UE paralizada, cicatera y miope, tomó las medidas dictadas por Merkel y sus mariachis, incapaz de actuar unida y solidaria (su principal debilidad). Resultado: el coste ha sido mucho mayor y largo en el tiempo, dilatando la crisis y perjudicando a todos los países sin excepción; y aún más, debilitando a la UE como actor mundial. Y no ha sido mayor el desastre porque apareció San Mario Draghi que, en contra de estos mismos, nos sacó de la crisis, pinchando la especulación con la prima de riesgo. Ya sabemos que a veces el problema no es la deuda, es el interés.

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Las mismas medidas que se quieren ahora volver a replicar con Alemania a la cabeza (incluida la idea de rescate). Así nos fue con los recortes y austeridad (que no se aplica a sí misma ahora). Se oponen a los eurobonos (coronabonos) que más que nunca tienen sentido, si no es ahora ¿cuando?. Los eurobonos no son gratis, tienen un vencimiento y un interés. Sin eurobonos los 17 estados de la Zona Euro (Francia, Italia, España…) irían a los mercados de capitales y los bancos, fondos, inversores particulares … les prestarían dinero que devolverían en un plazo y con unos intereses (prima) mucho más superiores. Mientras con eurobonos, estaría detrás el respaldo de todos los estados de la Zona Euro. Simplemente son herramientas de financiación triple A, a un interés mucho más barato que el de los mercados internacionales. Hay una solución no ortodoxa: que el BCE compre toda la deuda que emitan los países a un interés asequible. Seguir leyendo

5G, su guerra comercial y el 6G futuro.

5G ya está aquí y se juega su hegemonía entre grandes potencias.

Lo que parecía ciencia ficción ya existe y llegará en breve a nuestras vidas. Estamos hablando de velocidades instantaneas, del internet de las cosas, de la inteligencia artificial, robot capaces de conectarse a la nube y aprender, coches conectados con conducción autónoma que hablan entre ellos y con las infraestructuras, con cero accidentes, ciudades inteligentes, cirugía remota, ropa inteligente que controle nuestras constantes vitales, .. un mundo inteligente y conectado. Nos reinventaremos como sociedad en un futuro que debe ser innovador y también ético, que ¿no deje a nadie atrás?. El despliegue de las nuevas redes de comunicaciones 5G está poniendo de relieve la existencia de una competición geopolítica por el control e implantación de las nuevas tecnologías. El despliegue aportará 910.000 millones de euros adicionales al PIB y la creación de 1,3 millones de puestos de trabajo en la UE. Sin este esfuerzo inversor no se logrará un mercado único digital y Europa quedaría por detrás de Estados Unidos y China, países en una carrera por la supremacía tecnológica en abierta competencia geopolítica. Y este enfrentamiento que es económico, tecnológico y comercial, también afecta a la seguridad nacional. La competición de fondo se traduce en prácticas proteccionistas, en sospechas sobre el cumplimiento de las normativas sobre privacidad o propiedad industrial de algunos fabricantes, o en denuncias de que esa tecnología disponga de puertas traseras que permitan acciones no deseadas sobre sistemas integrados en infraestructuras relevantes para la seguridad nacional. ¿Excusa?.

¿Os acordáis cuando los teléfonos eran móviles analógicos (1G)?. ¡Servían para hablar por teléfono!!. Que tiempos aquellos, luego vino telefonía móvil digital y servicios de datos básicos (SMS, navegación WAP por Internet), así como servicios de roaming a través de redes (2G), posteriormente aumentó la velocidad de Internet móvil con servicios de datos (3G), y además los teléfonos llevaban la cámara, redes sociales,….. Seguir leyendo