5G, su guerra comercial y el 6G futuro.

Posted on 8 junio 2019 by joseantoniomartin

5G ya está aquí y se juega su hegemonía entre grandes potencias.

Lo que parecía ciencia ficción ya existe y llegará en breve a nuestras vidas. Estamos hablando de velocidades instantaneas, del internet de las cosas, de la inteligencia artificial, robot capaces de conectarse a la nube y aprender, coches conectados con conducción autónoma que hablan entre ellos y con las infraestructuras, con cero accidentes, ciudades inteligentes, cirugía remota, ropa inteligente que controle nuestras constantes vitales, .. un mundo inteligente y conectado. Nos reinventaremos como sociedad en un futuro que debe ser innovador y también ético, que ¿no deje a nadie atrás?. El despliegue de las nuevas redes de comunicaciones 5G está poniendo de relieve la existencia de una competición geopolítica por el control e implantación de las nuevas tecnologías. El despliegue aportará 910.000 millones de euros adicionales al PIB y la creación de 1,3 millones de puestos de trabajo en la UE. Sin este esfuerzo inversor no se logrará un mercado único digital y Europa quedaría por detrás de Estados Unidos y China, países en una carrera por la supremacía tecnológica en abierta competencia geopolítica. Y este enfrentamiento que es económico, tecnológico y comercial, también afecta a la seguridad nacional. La competición de fondo se traduce en prácticas proteccionistas, en sospechas sobre el cumplimiento de las normativas sobre privacidad o propiedad industrial de algunos fabricantes, o en denuncias de que esa tecnología disponga de puertas traseras que permitan acciones no deseadas sobre sistemas integrados en infraestructuras relevantes para la seguridad nacional. ¿Excusa?.

¿Os acordáis cuando los teléfonos eran móviles analógicos (1G)?. ¡Servían para hablar por teléfono!!. Que tiempos aquellos, luego vino telefonía móvil digital y servicios de datos básicos (SMS, navegación WAP por Internet), así como servicios de roaming a través de redes (2G), posteriormente aumentó la velocidad de Internet móvil con servicios de datos (3G), y además los teléfonos llevaban la cámara, redes sociales,….. Ahora tenemos 4G con todos los servicios de IP (voz y datos), una experiencia rápida de internet de banda ancha, y en poco tiempo llegará el 5G (quinta generación), con una velocidad tan rápida que deberíamos poder cargar vídeos en Ultra HD o modelos en 3D casi sin pestañear. Es un nuevo salto que permitirá «conectarnos con todo lo que nos rodea», impulsando ya no sólo las comunicaciones, sino otros sectores como la automoción, la medicina, la salud o los hogares. Y dirás, bueno un nuevo avance, pero cuando se abre una guerra comercial entre USA y China a cuenta de Huawei, ya no parece algo tan inocente, porque si entramos en lo que significa, es algo de gran calado.

Vamos a empezar, para situarnos, explicando en qué consiste esta tecnología y sus implicaciones. La tecnología 5G permitirá un ecosistema de «Internet de las Cosas» masivo en el que las redes pueden satisfacer las necesidades de comunicación de miles de millones de dispositivos conectados a la internet (millones de dispositivos conectados a la vez en áreas de gran densidad de población), con un equilibrio justo entre velocidad, latencia y costo. La latencia es el tiempo que tarda en transferirse un paquete de datos dentro de la red, el tiempo que dura en llegar una acción desde que la realizas hasta que se consuma, la “latencia baja” (1 milisegundo) resulta prácticamente instantanea. Esas velocidades fiables del 5G permitirán alojar la Inteligencia Artificial en la nube para bajarla desde allí a los dispositivos, lo que resulta clave, por ejemplo, para los vehículos autónomos. Las estaciones base 5G, por ejemplo, están diseñadas para manejar hasta un millón de conexiones, frente a las 4.000 de las estaciones base 4G. Además, el bajo consumo de energía permitirá que los objetos conectados funcionen durante meses o años sin necesidad de intervención humana.

La tecnología 5G está caracterizada por 8 especificaciones:

Tasa de datos de hasta 10-20Gbps – > de 10 a 100 veces mejor que las redes 4G y 4.5G
Latencia de 1 milisegundo
Una banda ancha 1000 veces más rápida por unidad de área
Hasta 100 dispositivos más, que las 4G LTE, conectados por unidad de área.
Disponibilidad del 99.999%
Cobertura del 100%
Reducción del 90% en el consumo de energía de la red
Hasta 10 años de duración de la batería en los dispositivos IoT (Internet de las Cosas) de baja potencia

Y dirás, «aquí hay mucho negocio», porque hablamos de miles y miles de millones (65.000 millones de dólares la próxima década), porque la «desventaja» de este ancho de banda es que las señales tienen una baja tasa de penetración, lo que significa que las redes tendrán que densificarse utilizando microinfraestructura, como celdas pequeñas, que complementarán los mástiles tradicionales, y necesitará tiempo e inversión para alcanzar la densidad requerida. Así es, porque se estima que el 5G alcanzará el 40% de cobertura de población y 1.500 millones de suscripciones para el año 2024, lo que la convertirá en la generación más rápida implementada a escala global. Se espera que la red 5G mundial ofrezca soporte a un número estimado de 100.000 millones de dispositivos. Las operadoras de telefonía, además de proporcionar servicios de red, podrán desarrollar y operar nuevos servicios de IoT, con más de 20.800 millones de «cosas» -edificios, automóviles, máquinas y electrodomésticos-. El objetivo de latencia de 1 milisegundo de las redes 5G implica conectividad mediante fibra óptica. Con la red 5G podremos descargar una película en menos de tres segundos; un coche será capaz de detectar y navegar automáticamente salvando los obstáculos del camino; los médicos podrá realizar procedimientos quirúrgicos complejos utilizando robots de forma remota; las ciudades serán capaces de recopilar información en tiempo real y omnipresente sobre el tráfico, el tiempo y la delincuencia…

Huawei es un actor clave para el despliegue del 5G. Estados Unidos, que no tiene ninguna gran empresa compitiendo en esta liga a su nivel, no quiere dejar en manos de China el liderazgo de esta nueva etapa. Huawei es la que más contribuciones técnicas ha presentado a los estándares del 5G, más de 10.000, frente a las 8.400 de Ericsson y las 5.800 de Nokia. Con las patentes más de lo mismo: 1550 en manos de esta firma china, seguida de cerca por Nokia con 1427. La Unión Europea (al igual que otras regiones de otros continentes de Asia, África u Oriente Medio), no quiere quedarse descolgada en esta carrera, trazó un plan en el horizonte de 2020, donde al menos una gran ciudad de cada estado miembro debería tener una red de este tipo en funcionamiento.

Los sectores que se señalan como más favorecidos serán los de industria, automoción, seguridad, defensa, salud, medios de comunicación y entretenimiento, energía, transportes y servicios financieros. Los requisitos para ese despliegue son técnicos y económicos. El modelo elegido en la mayoría de los países para el despliegue de esta red y asegurar la viabilidad económica, consiste en permitir a los operadores que celebren acuerdos voluntarios entre ellos para la distribución, colocación y uso compartido de las costosas infraestructuras, casi siempre sobre la base de un operador dominante que permite utilizar sus recursos a los demás operadores sobre la base de acuerdos y compensaciones. Y ello porque es necesario desplegar infraestructura adicional a la ya desplegada con el 4G: más fibra e instalar miles de “small cells” cada centenar de metros para cubrir todo el territorio. Además, las administraciones públicas deberán asegurar una correcta gestión del espectro radioeléctrico, que es de dominio público, con el objeto de liberar ancho de banda.

Parece que una nueva guerra fría tecnológica está configurando bloques mundiales alrededor de los sistemas de telecomunicaciones que se utilizan, en un capítulo más de la disputa por la creación y uso de la tecnología, como fuente de crecimiento económico y seguridad militar. La prevalencia de las tecnologías y sistemas otorga, a quien logre esa posición, una ventaja competitiva indudable a la hora de poder imponer sus intereses geopolíticos, económicos, comerciales o incluso culturales. Una auténtica guerra comercial, utilizando en ocasiones razones de seguridad nacional que, probablemente, también incluyen una buena dosis de protección a empresas nacionales y disputa por la imposición de la tecnología propia. El despliegue de las redes 5G va a tener una especial relevancia en la fabricación de las small cells, que van a ser parte importante de la arquitectura del sistema. A este respeto hay que destacar que son cinco los fabricantes principales de estos elementos: Nokia, Ericsson, Samsung, Huawei y ZTE, las dos últimas empresas chinas.

6G un futuro con más ciencia, que ficción.

Por muy futurista que nos parezca el 5G, el mundo no se acaba ahí, G significa generación y el paso lógico siguiente al 5G será el 6G. Ya se está trabajando en el 5G para dentro de una década, mientras tanto se trabajará en la estandarización del 6G. Y como esto es un tema competitivo, ya en muchas corporaciones (Cisco, LG, Samsung,…) donde sus departamentos de I+D están trabajando en ello (y Estados como Finlandia o China), tratando de liderar el futuro. Con el 6G estamos hablando de una tecnología que multiplicará por cien las prestaciones del 5G en algo más de una década, con velocidades de 1 terabit por segundo y latencias de 10 microsegundos (frente a los 10 gigabits y al milisegundo del 5G), y permitirá el ‘Internet de los sentidos’, con hologramas que se podrán tocar. En ese entorno, los usuarios podrán descargarse y compartir de forma masiva vídeos de 16K o de 24K y aprovechar la integración de los satélites sin necesidad de situarse justo debajo de una antena.

Pero, paralelamente, en poco más de una década la computación cuántica ya estaría operativa a nivel doméstico. Con el 6G la inteligencia artificial tendría su sitio en los propios dispositivos o cosas conectadas, y no en el ‘cloud’ como sería en el 5G. La computación cuántica junto con el 6G, crearán un «internet cuántico». Nuevos materiales, como el grafeno, estarían incorporados mejorando la operatividad. Hablamos de una conectividad ilimitada, instantánea y ubicua, con soluciones descentralizadas de Inteligencia Artificial (IA), para esto se necesitará de frecuencias milimétricas, a partir de 26 Ghz.

La velocidad de descarga sería de hasta 1 TB por segundo y podría cubrir la comunicación bajo el agua. Después de una década los automóviles tendrán una gran inteligencia para interactuar con su entorno sin necesidad de la cloud y coordinarse para mejorar sus rutas. La latencia -tiempo de reacción de la red- será similar a la de las conexiones de cerebro humano. La vista y el oído son sentidos que usamos actualmente con los dispositivos, lo próximo será el olfato o el tacto. Podremos tocar y abrazar la realidad virtual, como si fuesen hologramas sólidos. Podremos enviar una réplica virtual de cualquer cosa, incluso de nosotros mismos (una especie de teletransportación virtual) y se podría percibir información nítida con el tacto, olfato y el gusto -además de la imagen y el sonido-, lo mismo que hoy nos enviamos emoticonos de labios o corazones, en el futuro quizá podamos abrazarnos físicamente a través de las red.

El futuro está en un mundo totalmente inalámbrico, con acceso ininterrumpido a la información en cualquier momento y lugar con la mejor calidad, alta velocidad, mayor ancho de banda y reducción de costos. Pero no nos agobiemos en exceso, porque la red 6G se preveé que no llegará hasta 2030 como mínimo, así que, hay tiempo para acostumbrarse al 5G y prepararse para las siguientes XG´s, o como se llamen.

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