Independencia y libertad de prensa

Cada vez que nos acercamos a un medio informativo no podemos sustraernos de constatar el sesgo ideológico y apreciar como una noticia objetiva varía, incluso sustancialmente, dependiendo del informador. Esto ha llegado a ser tan común que ya nadie se extraña de este hecho y se asume con normalidad. El lector o espectador no fanático es consciente y sabe relativizar dichas informaciones en la justa medida, aunque no ocurra así para quienes no son conocedores de este hecho.

Esta dinámica existe desde hace años pues en algún lugar del camino algunos medios por distintas causas perdieron la independencia, que es una cosa que se pierde sólo una vez y ya no se puede recuperar. Una vez dentro de este juego tanto unos como otros tratan de influir en ambos sentidos. Por un lado tratando de vender su forma de entender la realidad en estos medios y por el otro lado influir en las decisiones y percepciones ejerciendo su «cuarto» poder.

Llegados a este punto podemos clasificarlos en función de su tendencia, que va desde medios moderados que aunque tienen una línea editorial definida suelen mantener objetividad en la información diferenciándola claramente de lo que es opinión. Mientras por otro lado están aquellos que no distinguen entre ambas y dan como información sus opiniones, estos medios son meros panfletos ideológicos travestidos, pues cruzan absolutamente todas las lineas rojas de lo permisible. Existen otros tipos más sibilinos, que se auto-anuncian como independientes pero no lo son realmente y aprovechan para inculcar su mensaje a incautos que se conectan a ellos creyendo esta supuesta independencia.

Otro factor importante dentro de este panorama es el mapa y el equilibrio de poder resultante, no olvidemos que son un negocio detrás del cual hay empresas, accionistas y beneficios. Preocupa en este sentido la acaparación de poder que ponga en peligro la pluralidad cuando la mayoría de los medios estén en unas pocas manos. Si esto sucede se ve seriamente comprometida la democracia, puesto que de sus informaciones depende la «verdad» a partir de la cual las personas forman sus opiniones y construyen la realidad y en caso de mal uso la sociedad estaría desinformada.

En la medida que un grupo social sea más totalitario tendrá tentación a controlar más medios de comunicación anulando o suprimiendo de aquellos informaciones u opiniones que les sean desfavorables. Si ponemos todos los medios de un país encima de la mesa y hacemos un simple recuento podemos hacernos una idea aproximada de la salud y pluralidad informativa que tiene un país.

Un grupo social puede caer en la tentación de acusar a un medio de falta de independencia cuando una noticia concreta no le favorezca, independientemente que ésta sea objetiva. Sin embargo aunque esto sea así habría que distinguir la casualidad de unas noticias puntuales de la norma que ya deja de ser algo casual sino intencionado.

Una autentica libertad de prensa existirá cuando los medios puedan hacerse respetar sin ceder a las presiones de parcialidad, sin recibir represalias de ningún tipo por ello. Será independiente cuando se distinga claramente lo que es la información de la opinión subjetiva, dejando abiertas las conclusiones a la ciudadanía objetivo y sin que predominen los beneficios sobre la información.

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3 respuestas

  1. Hola, sólo quiero decir lo que es un excelente blog que escribe. La libertad de expresión los medios de comunicación es crucial, sobre todo ahora que todos estamos expuestos a la creciente cantidad de información a decodificar. Soy un profesional de los medios de comunicación a mí mismo, y se trasladará a Soportújar pronto, por lo que es bueno saber que mi alcalde de la localidad está interesado en estos temas.

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