El autoengaño, el populismo y el fanatismo también se consolidan fisiológicamente. La disonancia cognitiva.

Los discursos populistas interiorizan estrategias de manipulación y persuasión, que se basan sobre todo en recurrir a las emociones y huir de la lógica. Las emociones nos impulsan a actuar sin pensar. No es casualidad, tiene una base científica y biológica, la zona del cerebro de las emociones es la más primitiva y desarrollada. Mientras que la zona de la lógica, al ser más nueva, menos desarrollada tiene una actuación secuencial posterior. Eso propicia que en la inmediatez seamos seres  emocionales en mayor parte. Cuando se repite muchas veces una mentira, acaba siendo realidad en la mente de quienes la escuchan acríticamente. Esto es así porque las células neuronales repiten el mismo patrón una y otra vez, hasta que acaban convirtiéndose en enlaces neuronales permanentes, conocidas como redes neuronales. Esta conexiones ya no son fáciles de eliminar, porque pasan a ser parte de la identidad del individuo. Así nacen las convicciones y el sectarismo, si se tiene la habilidad de dar con los mensajes clave que se trasladan. El fanático en verdad cree lo que dice, por más pruebas que le des en contra.

El sistema límbico es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que regulan las respuestas fisiológicas frente a determinados estímulos. Es decir, en él se encuentran los instintos humanos. Entre estos instintos encontramos la memoria involuntaria, el hambre, la atención, los instintos sexuales, las emociones (por ejemplo: placer, miedo, agresividad), la personalidad y la conducta. El sistema límbico interacciona velozmente (y al parecer sin que necesite mediar estructuras cerebrales superiores) con el sistema endocrino y el sistema nervioso periférico. El Sistema Límbico está formado por una serie de estructuras complejas, que se ubican alrededor del tálamo y debajo de la corteza cerebral. Es el responsable principal de la vida afectiva, y es partícipe en la formación de memoria, en las que participan el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala y cuatro áreas relacionadas. Las funciones principales del sistema límbico son la motivación por la preservación del organismo y la especie, la integración de la información genética y ambiental a través del aprendizaje, y la tarea de integrar nuestro medio interno con el externo antes de realizar una conducta.

7

El sistema límbico es pues un sistema primario y emocional, y la información tarda 30 milisegundos después de recibirla en llegar a la zona de procesos de lógicos. Si no damos tiempo o no queremos digerir la información, ésta se queda atrapada en la zona meramente emocional, y consecuentemente actuaremos sin lógica. Por otro lado nuestro organismo y por ende, nuestro cerebro siempre intentará buscar y convencerse de la opción más cómoda; porque antes que nada nuestro cuerpo está programado para sobrevivir, antes que buscar la verdad. Por eso la memoria e inconsciente, automáticamente se encargan de ajustar lo que no encaja, cambiar lo que no gusta, eliminar lo que duele y destacar lo que agrada. Esos mecanismos nos llevan directamente a caer en estereotipos y prejuicios, que llevados al extremo conducen a tensiones y conflictos.

96

El psicólogo Leon Festinger propuso la teoría de la disonancia cognitiva, que explica cómo las personas intentan mantener su consistencia interna, porque tienen una fuerte necesidad interior que les empuja a asegurarse de que sus creencias, actitudes y su conducta son coherentes entre sí. Cuando existe inconsistencia entre éstas, conduce al conflicto entre ellas, esa incomodidad, tensión o ansiedad es algo que la gente se esfuerza en evitar contradicciones, y puede llevar a un intento de cambio de la conducta o a defender sus creencias o actitudes (incluso llegando al autoengaño) para reducir el malestar que producen. La relación entre la mentira y la disonancia cognitiva es uno de los temas que más ha llamado la atención de los investigadores. Leon Festinger, junto a su colega James Merrill Carlsmith, realizó un estudio que demostró que la mente de los embusteros resuelve la disonancia cognitiva “aceptando la mentira como una verdad”.

 

4

La disonancia cognitiva nos llevará: a la revelación selectiva (evitando la información que cause contradicciones con las convicciones y seleccionando aquella acorde con los comportamientos e ideas), a la atención selectiva (prestando sólo atención a la información que reafirma las convicciones e ignorando el resto), a la interpretación selectiva (interpretando información ambigua y convirtiéndola en coherente, interpretando los pensamientos e ideas como próximos a los propios, aunque no lo sean), y a la memoria selectiva (mayor capacidad para recordar y aprender aquella información «coherente» que interesa, dejando de lado aquella que no lo es).

1

 

Un ejemplo clásico es el de un fumador: «quiero estar sano” y “sé que fumar perjudica seriamente mi salud”, pero en vez de dejar el tabaco o sentirse mal por fumar, los fumadores buscan autojustificaciones, desoyen los mensajes de advertencia (incluso en la propia cajetilla), distorsionan la información que reciben; porque en general evitamos oír informaciones que nos pongan en conflicto con las más profundas creencias y deseos.

98

 

El sectarismo y el fanatismo tienen mucho que ver con la disonancia cognitiva. Cuando alguien te da un mensaje que va en contra de tu ideología se crea una disonancia, que hace sentir una fuerte incomodidad, que la mente toma como un ataque personal, porque nuestro cerebro busca el confort. Cuando alguien cuestiona los dogmas esto se refleja en rabia. Por eso la primera reacción primaria en un debate es la de atacar al contrincante (ad hominem) con insultos o hablando mal de él, para desacreditar aquello que dice. Se olvida intencionadamente que en realidad se está hablando de una idea, no de una persona, porque esa idea la podría trasladar cualquiera.

2

Si el argumento que usas prueba algo que va en contra de esa idea, ese mismo sentimiento incómodo hará que la persona se vea mentalmente motivada a esforzarse, generar creencias nuevas, amoldando así la realidad a su propia conveniencia. Esas ideas por muy disparatadas que sean, nacen para reducir la tensión, hasta hacer que encajen entre sí buscando una cierta coherencia interna.

 

99

Por supuesto todo el mundo piensa «a mí no me pasa esto». Afirmar esto también es otra forma de disonancia cognitiva, porque esto nos sucede a todos, y todo el tiempo. Es algo muy corriente y que está en la naturaleza de nuestro cerebro. Lo importante es darnos cuenta cuando caemos en esto, porque no es fácil conocernos a nosotros mismos, y aceptar que esto es así. Cuando nos suceda algo parecido en un tema concreto, es que estamos cayendo en el fanatismo. Es importante para ello cuestionarnos a nosotros mismos. Si, ya sé que es incomodo, e incluso que ello va en contra de nuestra naturaleza más primaria.

 

97

 

Es importante para ello reconocer el síntoma más común de un fanático, que es desviar la atención cuando alguien pone en evidencia una idea (falacia «ignoratio elenchi»: ignorar la refutación). Por ejemplo: cuando le evidencias que su candidato es un fraude, te pueden responder que hay otros que también lo son, porque intentan señalar los errores ajenos como cortina de humo para esconder los propios. Esto no es un argumento válido ya que lo único que se busca es desviar la atención, o cambiar el tema de la conversación. Porque el hecho de que existan otras acciones o ideologías malas, no hace automáticamente que la suya sea buena. Pero cuando debaten ya cuentan con que no toda la gente tiene la suficiente inteligencia o habilidad para detectar estas falacias. Esto puede propiciar que incluso se puede ganar un debate sin tener la razón, sólo vendiendo humo y sabiendo manejar hábilmente las falacias que hacen perder el hilo lógico.

 

8

 

La solución a la disonancia cognitiva no es fácil, porque debe partir del propio individuo. Quitar el fanatismo es muy difícil, casi imposible. Voltaire decía que «cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable». A nivel personal se debe hacer un esfuerzo por cuestionar aquellas ideas que se tienen muy arraigadas, ponerlas a prueba en todo momento, no dar nada por sentado. Esto fisiológicamente significa romper enlaces neuronales permanentes: abrir tu mente. Debemos desconfiar siempre de los discursos emocionales, por muy bien que nos hagan sentir. Porque si nos vamos al texto de lo dicho nos daremos cuenta que muchos de ellos, realmente, no han dicho nada nuevo o relevante; son lugares comunes, evidencias o están huecos.

9

Recuerda que la ciencia, que es lo más objetivo que tenemos, nunca ha creído en verdades absolutas, siempre se ha cuestionado todo, se ha cuestionado incluso a las autoridades científicas más relevantes, se ha llegado a refutar teorías científicas vigentes durante siglos, y ello ha propiciado que avancemos como especie. Hacer lo contrario sería dar por hecho que ya no se debería seguir investigando. Cuando en algún momento llegas a darte cuenta que estás equivocado, lo normal es que en ese momento te sientas mal, puede incluso dañar tu ego, pero después de pasar esa emoción llevarás tu mente al modo lógico. Eso no es malo, al contrario, tendrás capacidad de modificar tus redes neuronales, de evolucionar.

REFERENCIAS.
https://psicologiaymente.net/psicologia/disonancia-cognitiva-teoria-autoengano
https://es.wikipedia.org/wiki/Disonancia_cognitiva
https://joseantoniomartin.wordpress.com/tag/falacias/
http://www.youtube.com/watch?v=2sCV2auTJMo
http://www.youtube.com/watch?v=re4q78AEBfQ
http://www.youtube.com/watch?v=1rXqqtUqhM0

 

 

Deja un comentario