¿Por qué las organizaciones no eligen a los mejores?: Selección adversa y riesgo moral.

En economía existen dos conceptos para explicar el problema de la baja calidad de algunos dirigentes de cualquier tipo de organización:

  • El primero de ellos es el riesgo moral: esto sucede cuando una persona es consciente de que no tendrá que enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones. La sensación de impunidad provoca decisiones con consecuencias más negativas para terceros, si fuese al contrario su comportamiento sería diferente.
  • El segundo es una de las ideas más revolucionarias de la economía contemporánea es la de “selección adversa”, una genialidad que le valió a George Akerlof el premio Nobel: es un proceso por el cual no son los más capacitados quienes asumen la dirección de las organizaciones. Este proceso se agrava más para dicha organización y la sociedad cuando los objetivos de éstos son personales o ilegítimos.

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Ambos procesos son parte de lo que llamamos información asimétrica: esto sucede cuando quienes toman las decisiones disponen de una información privilegiada que no comparten con aquellas personas receptoras de las consecuencias. La asimetría de la información genera comportamientos oportunistas en relación con la toma de decisiones. El riesgo moral aumenta la selección adversa ya que más y más corruptos querrán entrar a las cúpulas para aprovecharse del  botín, y menos gente honesta querrá estar envuelta para no ser asociada a los corruptos. Los individuos asumen en sus decisiones mayores riesgos, cuando las posibles consecuencias negativas de sus actos no son asumidos por ellos, sino por un tercero.

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En la representación existen dos teorías:

  1. La representación elitista: Es en la calidad excepcional del político, en su honradez, inteligencia o formación, en donde reside la buena representación.
  2. La representación descriptiva: Exige que los representantes sean iguales a los representados y deben ser un espejo fiel de lo que es la sociedad.

En la política también hay un gran potencial para la selección adversa. Si la política se convierte en  la arena de mediocres y corruptos, motivados por las rentas del poder más que por el servicio público, en la práctica los resultados en términos de cargos son sumamente insensibles a los votos. Entonces, la presencia de malos políticos no sería casual, sino que respondería  a un problema de selección adversa en los partidos, y se manifiesta en que aquellos que se ofrecen para ocupar cargos políticos no son siempre los más valiosos.

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En la selección de cargos políticos pueden distinguirse dos grupos de personas potencialmente elegibles:

  1. Políticos profesionales (burócratas): aquellos que trabajan exclusivamente para la organización, han invertido mucho tiempo en la vida interna del partido, lo que en ocasiones dificulta el desarrollo de una carrera profesional externa. Disponen del tiempo, el conocimiento de la realidad política y los contactos internos para colocarse de forma más efectiva en el proceso de selección. Poseen mayores razones a medida que pasa el tiempo para la dedicación exclusiva al partido que la vuelta al mercado laboral, incluso dependiendo de ello su supervivencia económica.
  2. Políticos  externos: individuos con una profesión ajena a la organización, en ocasiones muy valiosos. El tiempo y el esfuerzo dedicados a la política erosionan su proyección profesional, incluso hasta hacerles perder las cualidades, además del rechazo de los burócratas a los cuales hacen competencia. Frecuentemente no tienen incentivos para acercarse a los partidos, aunque la ausencia de externos es nociva porque empeora su calidad de representación. Eso no quita que existan aproximaciones externas interesadas, con intereses inconfesables.

Todo ello se aumenta debido al funcionamiento de las estructuras organizativas internas. La estabilidad del partido requiere un equilibrio de poder, de negociación y apoyo al líder y a su equipo, como moneda de cambio para el reparto de cuotas. Algunos representantes están no por su demostrada inteligencia, sabiduría u honradez, sino por el apoyo prestado que garantiza la estabilidad. Esto hace que el partido se convierta en una organización todavía menos atractiva y más endogámica.

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Existen dos extremos opuestos de modelos de organización:

  1. Modelo Autoritario: la capacidad que tiene el líder para seleccionar a los mejores es mayor, aunque conlleva la supresión de la democracia interna.
  2. Modelo Abierto: en el que los afiliados (incluso los simpatizantes) eligen directamente al líder, aunque puede no depender de la estructura del partido.

Los modelos intermedios tienen los problemas de ambos para su líder, bien por falta de democracia, bien por falta de libertad para elegir su equipo, con la promoción de individuos cuyo interés personal se antepone al del proyecto político, dificultando el acceso a puestos de responsabilidad de personas valiosas.

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Las consecuencias de la selección adversa son algunas como: el desprestigio de los políticos en general  tanto los buenos y como los malos, corrupción, barreras de entrada a buenos políticos, ascenso de populismos y extremismos, decisiones equivocadas, localismos perversos, y en definitiva la perdida de democracia. Por ello las organizaciones deben tener especial cuidado con sus recursos humanos, pues en ello va su futuro, tanto para responder a las expectativas de la sociedad, como para su propia supervivencia. Particularmente es importante en las organizaciones políticas donde unas pocas personas pueden desacreditar a toda la organización. No olvidemos que fuera de la política la alternativas son el fascismo o los populismos infinitamente más corruptos, como nos demuestra la historia.

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Una respuesta

  1. […] en las grandes organizaciones políticas, refiriéndome a los mecanismos de selección adversa [click]. Se puede particularizar en este caso, bastante ilustrativo. Y sería una ingenuidad, creer que […]

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