Se consolida la era de la postverdad.

Podemos poner una foto manipulada, una afirmación o un documento falso en las redes sociales, para que sea difundido millones de veces y para que esta invención se convierta en noticia e incluso sea un hecho, y que ya no se sepa en qué creer. Umberto Eco decía de las redes sociales que eran el único lugar donde tenía la misma relevancia la opinión de un Premio Nobel que la de un alcohólico del bar de la esquina, siendo una fuerza corrosiva antisistema que podría destruir la confianza en la opinión de expertos e instituciones. El diccionario Oxford ha proclamado que “postverdad” (Post-truth) es la palabra internacional del año. El concepto de «post-truth politics» lo popularizó la revista The Economist en el artículo Art of the lie, aunque el concepto es más antiguo.

El triunfo de Donald Trump o el “Sí” al Brexit y otros fenómenos populistas internacionales  han provocado su “gran impacto en la conciencia nacional e internacional”. La postverdad se produce cuando en determinadas circunstancias, los hechos son menos influyentes sobre la opinión pública que las emociones o las creencias personales. «Trump es el máximo exponente de la política ‘post-verdad’, (…) una confianza en afirmaciones que se ‘sienten verdad’ pero no se apoyan en la realidad», escribió la revista The Economist.

15109862

El Brexit que terminó con la salida del Reino Unido de la UE es un caso de libro de este mecanismo. La campaña apeló a los sentimientos basándose en mentiras y cifras inexactas. Afirmaron que llegarían oleadas de turcos después de entrar en la UE (cosa que no se va a producir porque Turquía, ni está ni se la espera), no tenía ninguna base real. Por otro lado se afirmaba que la salida les ahorraría a los ingleses £350 millones de libras por semana, que invertirían en el sistema público de salud (NHS).

Nigel Farage líder del UKIP, que lo había fomentado a través de toda clase de eslóganes, al día siguiente de que Reino Unido votara a favor de marcharse le preguntaron ¿cuándo y cómo regresarían los 350 millones de libras robados por la Unión Europea al sistema público de salud británico?, que era su principal eslogan de campaña. Contestó: «Yo nunca dije eso» a la alucinada periodista. Que había sido un error, o una mentira, pero que no importaba: lo relevante era que Reino Unido volvía a ser un país independiente. ¿Y de los 350 millones de libras?, pues, que era un precio barato por la libertad y por recuperar su futuro. Farage en la campaña del Leave había mentido descaradamente y no le importó admitirlo al día siguiente. Con esa sola ‘verdad’, que desmintió su propia campaña del Leave justo después de votar. Una mentira que convenció a millones de votantes desencantados con la economía británica.

Todas las mentiras que no tenían ninguna base real, sin embargo conectaban con algunas de las preocupaciones más básicas de los votantes: la inmigración y la sanidad pública. Los medios y partidos liberales y progresistas británicos trataron de desmentir inutilmente con datos los eslóganes de la campaña del Leave.  No tuvieron éxito en convencer a los euroescépticos de que los argumentos utilizados por estos políticos, en los que confiaban, eran falsos. Perdieron el voto.

nigel-farage-donald-trump

Donald Trump afirmó que Obama falsificó su partida de nacimiento y que no es norteamericano, o que fundó EI junto con Hillary Clinton. Según los medios el 78% de las cosas que decía eran falsas. En contra de una máxima de las democracias anglosajonas, donde el político que miente se debe ir a sus casa. Veamos un ejemplo: Según las estadísticas oficiales del FBI, durante la presidencia de Obama bajó el crimen. Pero durante las primarias republicanas todos los candidatos (Trump incluido) se empeñaron en afirmar que el crimen había aumentado. En una entrevista a Newt Gingrich la presentadora de la CNN le desmonta su afirmación con las estadísticas del FBI:

NG: El americano medio no piensa que el crimen haya bajado y ni cree que estamos más seguros.
CNN: Pero sí que ha bajado, y sí que estamos más seguros.
NG: No, esto es tu opinión.
CNN: ¡Son hechos! ¡Son hechos del FBI!
NG: No. Lo que yo digo también es un hecho. Los demócratas tienen un puñado de estadísticas que en teoría pueden tener razón, pero esto no es lo que somos los humanos.
CNN: Pero son las estadísticas del FBI. No son una organización demócrata.
NG: No. Pero lo que yo he dicho también es verdad. La gente se siente más amenazada.
CNN: Lo sienten… ¡pero los hechos no lo apoyan!
NG: Como candidato político yo voy con lo que siente la gente y dejo la teoría para ti.

Esta última afirmación es la que pone de relieve qué significa la postverdad, una mentira, pero funciona dentro de un relato interno. Afirman repetitivamente que los estadounidenses se sienten más amenazados sin ningúna base real. Entonces los estadounidenses mosqueados empiezan a sentirse más amenazados, y esto permite a los republicanos continuar diciendo que los ciudadanos se sienten amenazados. Y ya tienen fabricada la inseguridad como arma contra los demócratas.

Ya no importa que una afirmación sea verdad o mentira, sino lo que los votantes «sientan» hacia ese hecho o fenómeno al que se refiere. La verdad no importa. La verdad misma ya es irrelevante. La postverdad son mentiras que se quieren creer porque resultan cómodas para nuestras ideas. La postverdad no viene después de la verdad, sino que ocupa su lugar, la sustituye. Las personas no se molentas en buscar hechos que pongan en entredicho sus creencias o los puntos de vista: buscan fuentes que les validen, sin importar si los hechos sean o no ciertos. Si además sumamos el enorme volumen de información diario, somos incapaces de comprobar la veracidad de los datos con los que nos bombardeados cada día. Si un político adversario ideológico desmiente una cifra dada por nuestro bando, simplemente se cree que miente.

Si la verdad no coincide con el interés, se pueden buscar otras ‘verdades’ alternativas, aunque poco o nada tengan que ver con la realidad. Esto contrasta con el mundo científico, donde para publicar en una revista de prestigio se te exige una arquitectura matemática que pruebe lo que afirmas, si no te consideran un simple tertuliano que opina. La técnica de la postverdad transforma la opinión pública en un mar de mentiras donde los ciudadanos perdidos, ya no tienen dónde aferrarse. El populismo engorda gracias a este fenómeno.

El caldo de cultivo es ideal para que surjan aquellos que consideran que la verdad es sólo una molestia. En este ambiente de profunda crisis económica donde se buscan culpables, con un desprestigio y pérdida de confianza en las élites, las instituciones, partidos, sindicatos y sus representantes, encuestas que no aciertan ni una o están fabricadas por encargo ¿a quien creer?. Se produce la polarización de los extremos, el crecimiento de la xenofobia y el racismo; así como el aumento de las desigualdades sociales. Estamos asistiendo a fenómenos como Trump y el Brexit, pero también a Le Pen y a todo tipo de populismos de distinto signo y condición.

Todo ello hace que un modelo democrático que se basa en el pluralismo, la tolerancia, los equilibrios y contrapesos, separación de poderes,… pueda llegar al colapso, para regodeo de los antisistema. La toma de decisiones en la altas esferas que no han tenido en cuentas la opinión  de la gente (recortes y asuteridad). Que se extienda el pensamiento de que los parlamentos, en lugar de representar la soberanía popular, son puro teatro y una excusa para ostentar el poder y albergar la corrupción. La sensación de quienes se sienten excluidos debido a la globalización. Esas son las rendijas que han rellenado los demagogos. Es un relato atractivo para un gran sector de la población, (el mismo Trump ha hecho antielitismo – si, eso), y que es aprovechado por políticos que, desde el desconocimiento y la lejanía, practican un discurso desligado de las soluciones a los problemas reales urgentes. Es un discurso que tiene muy buena venta, que se retroalimenta, porque el éxito de unos, sirve de ejemplo y copian otros, dándose cuenta de la eficacia de la desinformación.

La predisposición de la ciudadanía a creer a cualquier político hábil, de discurso fácil y tendencia populista, por mucho que los hechos desmientan su discurso. Hasta ahora la mentira política de siempre lo que pretendía era ocultar la verdad, ya se ha sustituido por la postverdad donde da igual que se sepa o no la verdad, deja de ser relevante, esa es la diferencia. Por eso los políticos que tratan de enfrentarse a ese discurso planteando hechos y sesudos informes para desmentirlo, se estrellan, porque importan los sentimientos y las percepciones, la verdad no importa. Se basan en datos falsos para defender sus argumentos, no en coartadas y argumentos difuminados. Acuden a la invención con descaro, sólo les sirve para argumentar y dar apariencia de credibilidad. El discurso está aparentemente basado en hechos, pero con hechos falsos o tergiversados. La política de la postverdad ya no necesita basarse en hechos ciertos, todo se basa en las tripas, no en la cabeza.

Ese mismo discurso se ha extendido a algunos medios clásicos de comunicación, contribuyendo a la desconfianza en su información, por acusarles de parcialidad. Ahora se puede llegar directamente a los votantes sin necesidad de estos medios, aunque no desaparecen, ya no son los únicos transmisores de mensajes. Eso, para bien o para mal, evita que los mensajes pasen por algún filtro. Si no hay filtros no puede haber censura, ni comprobar la certeza de los mensajes, es más fácil decir medias verdades y mentiras completas. Los medios realmente serios, que comprueban la veracidad de lo que cuentan, ven ahora cómo se difunden falsas noticias cuya credibilidad atenta contra el sentido común. Antes las grandes mentiras sólo podían ser creadas por los aparatos de propaganda estatales. Ahora la actual segmentación de los medios de información, sobre todo las redes sociales, permite mentir a gran escala a provocadores, agitadores, mercenarios y activistas, por sí mismos o al servicio de una facción. Hay un mercado de audiencias dispuestas a escuchar sin tener en cuenta los hechos, un pastel muy goloso, toda una tentación. ¿Da igual que la democracia mientras se vaya por el desagüe? ¿Donde está el límite a partir del cual la mentira es intolerable? ¿Existe?

El periodo que se inició después de la Segunda Guerra Mundial puede ahora llegar a su fin, tiene mucho que ver con circunstancias tristemente similares a los años previos a la guerra, crisis económica, malestar social consecuente, sentimientos de rabia, frustración y la aparición de populistas con talento y lengua afilada. Fanáticos y radicales siempre existirán, la diferencia la marca saber ¿cuantos les siguen y les votan?. En circunstancias de opulencia son personajes marginales, incluso estravagantes y exóticos.
La única cura a todo esto debe partir de políticas eficaces que satisfagan a la ciudadanía de una forma real, y así romper el círculo vicioso. Una comunicación rotunda con medios de prestigio, que desmonte las falsedades, con lealtad de todos, renunciando al ventajismo. Debe haber una conexión de las instituciones con la realidad de la ciudadanía y sus problemas, medios de comunicación que pongan de manifiesto, con argumentos, los resultados de sus políticas en los territorios, para alejar, por ejemplo, la percepción de burócratas lejanos actual de la UE. Los mensajes de valor deben ser una construcción colectiva, que no deje huecos que distorsionen la realidad apelando la sentimientos primarios de rabia. Sustituir hechos objetivos por emociones o creencias, si tiene consecuencias objetivas y negativas; incluso se puede llegar a usar la prensa, el voto y la libertad de expresión para destruir la propia democracia.
«Tengo un presagio de la época de mis hijos o mis nietos, cuando Estados Unidos sea una economía de servicios e información; cuando casi todas las principales industrias manufactureras se hayan ido a otros países; cuando los increíbles poderes tecnológicos estén en manos de muy pocos, y nadie que represente el interés público pueda si quiera comprender los problemas; cuando la gente haya perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o cuestionar sabiamente a los que tienen autoridad; cuando, abrazados a nuestras bolas de cristal y consultando nerviosamente nuestros horóscopos, con nuestras facultades críticas en declive, incapaces de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad, nos deslicemos de vuelta, casi sin darnos cuenta, en la superstición y la oscuridad.» Carl Sagan 1995
Podemos decir que hemos pasado de un año 2015 donde la moda internacional fue el estado de ánimo de un emoji, a un año 2016 donde a lo largo y ancho del planeta se extiende una amenaza, ya cierta, de populismos donde su discurso consiste en decirle a la gente lo que quiere oir, usando para ello si es necesario mentiras, y una vez en el poder nos dirán lo que ellos quieren oir. Pero como todavía confio en la sensatez, espero que se identifiquen y se aislen esos mensajes engañosos de los hechos, sin dejarse llevar por los peores sentimientos. Como diría Groucho Marx «¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?».
REFERENCIAS.
http://www.economist.com/news/leaders/21706525-politicians-have-always-lied-does-it-matter-if-they-leave-truth-behind-entirely-art?cid1=cust/ednew/n/bl/n/2016098n/owned/n/n/nwl/n/n/EU/n
https://hipertextual.com/2016/11/postverdad-palabra-2016
http://www.bbc.com/mundo/noticias-37996070
http://www.lainformacion.com/mundo/palabra-ano-post-truth_0_972503254.html
http://www.playgroundmag.net/noticias/actualidad/Post-verdad-palabras-Oxford-resumen-perfectamente_0_1866413342.html
http://www.20minutos.es/opiniones/vicente-valles-columna-el-populismo-y-la-postverdad-2896351/
http://www.perfil.com/columnistas/la-postverdad.phtml
http://es.euronews.com/2016/11/23/la-era-de-la-postverdad
http://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2016/11/19/postverdad/890822.html
http://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/por-que-post-verdad-se-ha-convertido-en-la-palabra-del-ano
http://www.europeanhorizonsuab.org/blog/2016/11/06/la-ue-vs-la-post-verdad/
http://www.letraslibres.com/espana-mexico/politica/postverdad-informacion-visceralidad-y-prejuicio
http://recortesdeprensa001.blogspot.com.es/2016/09/httprecortesdeprensa001.html

6274b459d1bd1c69ddf25723de865a3b

Deja un comentario