VICTIMISMO

En tiempos de confusión, hay que distinguir entre una víctima verdadera, que es algo no buscado y que goza de la simpatía social por ello; y quienes se disfrazan hipócritamente simulando ser víctimas, sin ajustarse a la realidad para practicar un victimismo egoísta, no siendo víctimas de nada, pero se acercan a esas posiciones por ventajismo calculado, chantaje emocional y de camino insultando a las víctimas reales. El peor victimismo son personajes que de «ser víctima» hacen su modus vivendi, para sacar provecho, conseguir fines personales ajenos y/o políticos; un victimismo consciente, voluntario, calculado, que es manipulador y tóxico.

Las víctimas auténticas que han sido sometidas involuntariamente a excesos, maltrato y abusos, están a salvo de las críticas, por la compasión que suscitan, no son cuestionados sus actos, y disfrutan de una comprensible permisividad y presunción de veracidad. Muchas incluso no quieren protagonismo, ni hacen exhibicionismo de ello, quieren y desean restituir su normalidad y olvidar esos momentos traumáticos. Merecen atención, ayuda psicológica, médica, jurídica y acompañamiento, para prevenir y subsanar los peligros o secuelas para su integridad como persona. Tienen mayor credibilidad, se les supone legítima buena intención en sus opiniones y actos. Las víctimas necesitan apoyo, afecto, atenciones, cuidados, verdad, justicia, memoria y reparación, para salir de ahí y seguir con su vida normal; y por las que manifiesto mi más profundo respeto.

Quienes practican el victimismo voluntario manipulador (autovictimización) buscan fraudulentamente sacar beneficios de ello, consiguiendo en el día a día atención, favores, ayuda, compañía, lástima o simpatía, disfrazándose de víctimas sin motivo. Hay hechos traumáticos que merecen una carta de presentación eterna, pero otros se superan y se sigue adelante, no cronificado eternamente su condición de víctima, aunque ello les aporte algún beneficio. El falso victimismo permite adoptar y justificar actitudes o comportamientos que nunca serían aceptables si no fuesen víctimas. El victimismo no es sólo algo individual, sino que también puede ser colectivo, utilizado torticeramente por intereses políticos, incluso sin que haya hechos objetivos que así lo atestigüen, pero inventan un relato de agravios y mentiras, sin aceptar su responsabilidad, para instalar sus posiciones políticas en la sociedad.

El victimismo crónico inconsciente grave necesita ayuda, debe ser objeto de diagnóstico y tratamiento clínico psiquiátrico, porque podría estar relacionado con trastornos paranoides autodestructivos de la personalidad. El más corriente se debe al miedo y la ansiedad, que pretende eludir las responsabilidades de sus actos y fracasos, proyectando esa culpa sobre quienes le rodean. Y como no reconocen ninguna responsabilidad, no tienen ningún problema ni creen serlo, porque no son conscientes de ello, porque la culpa es de lo demás, y por tanto no tienen nada que reconocer, ni corregir encerrados en su papel.

Sus síntomas son siempre los mismos:

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Negacionismo: cambio climático, holocausto, dictaduras, brecha de género, evolución, terraplanismo, antivacunas, …

El negacionismo es la búsqueda de mentiras confortables dando la espalda a la realidad. El negacionista se mueve en creencias, detrás de las cuales hay poderosos intereses religiosos, políticos, sociales y económicos de empresas implicadas, descartemos la insensatez de entrada. Una gran masa de personas acríticas se alimenta de las dudas que les llegan por los distintos medios de comunicación, les da igual que la información sea científica o no, cualquier hipótesis explicada con elocuencia les suena atractiva y creíble. Cada vez conocemos más a fondo el cerebro, el universo, la Tierra, el cuerpo humano, la historia, la química de la vida, la Luna… y sin embargo parece que cada vez hay más gente que opina que la Tierra es plana, que el hombre no ha pisado la Luna, que reinventan la historia, que las vacunas no funcionan o que el calentamiento global es mentira. Estas «ideas firmes» y «profundas» motivan el rechazo a todo lo que no sea compatible con ellas, porque la realidad no les gusta. Da igual que haya evidencias científicas y documentadas, consensos claros que nadie duda (todavía hay gente que piensa que la Tierra es plana). 

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En la ciencia es más claro, si no crees en algo, se rebate con pruebas y de-mos-tran-do todo lo contrario, el método científico es claro. Los negacionistas no se molestan en dar pruebas para demostrar las verdades que niegan, simplemente no quieren saber. Es un comportamiento “no científico” por que: no atiende a razón alguna y presenta una realidad alternativa distorsionada que obedece a creencias emocionales o ideológicas, sin pruebas que demuestren lo contrario. Hay una minoría de científicos, que niegan el consenso general, los «científicos negacionistas» incluso ponen en cuestión hechos, por ejemplo no se puede decir que no existe la gravedad, para ellos una mentira no es una mentira, sino una opinión, que debe ser respetada forzosamente, aunque sea una rotunda tontería. Utilizan falacias, interpretaciones erróneas y razonamientos espurios, intentando generalizar casos minoritarios y escasos para forzar sus afirmaciones a favor de sus tesis, como si la excepción fuese la norma. Estos falsos «expertos», excéntricos y raros, a veces sólo producen hilaridad por sus opiniones inconsistentes, pero cuando se trata de temas serios, el daño social puede ser importante. Muchas víctimas no sólo se tienen que enfrentar a sus agresores, también a los negacionistas, a quienes les patrocinan y les siguen. En una sociedad mediática consiguen una gran difusión. En las discusiones utilizan argumentos con mucha pasión, que es inversamente proporcional a la cantidad de información real disponible; cuánta más emoción, más pasión y menos contenido real. Aunque el poder de la evidencia nunca lo tendrán. Estos “expertos” fueron muy utilizados por las empresas tabaqueras desde la década de los setenta o por las petroleras desde los noventa (por ejemplo), para negar el daño a la salud o el ecológico. 

The Matrix (1999). En ella, se le ofrece al protagonista Neo la elección entre tomar una de las dos píldoras. La píldora azul le permitirá olvidar lo sucedido y permanecer en la realidad virtual de Matrix, mientras que la roja lo liberará de ella y lo conducirá al mundo real

Son muchos los ejemplos:

Negacionismo del Cambio climático. La negación del cambio climático antropogénico es una corriente ideológica que (en contra del consenso científico) niega que el calentamiento global exista o que sea causado por el ser humano. Normalmente se atribuye la negación del cambio climático al producto de intereses comerciales por parte de grandes (muy grandes) corporaciones que distribuyen productos que afectan el medio ambiente. Es uno de los ejemplos de negacionismo que pervive hasta nuestros días, grandes empresas no sólo han pagado a expertos durante décadas, sino que han financiando a personas decisivas a la hora de tomar decisiones o crear opinión pública, para convencernos y para que no se tomaran medidas que atajaran el problema, porque éstas opiniones, medidas o decisiones van contra su negocio.

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Curiosamente, buena parte de las corporaciones que patrocinan el negacionismo climático se presentan ante la opinión pública como instituciones preocupadas por la calidad del medio ambiente y el bienestar humano. La revista Newsweek reportó en 2007 que la negación del calentamiento global es una campaña coordinada y financiada por «científicos» opositores, think tanks liberales e industriales que «ha creado una niebla paralizante de dudas alrededor del cambio climático». Incluso se llegaron a clasificar imágenes satélite (muy grave) que evidenciaban grandes desastres climáticos. Este es un ejemplo de opinón de un «experto de alto nivel» en contra del protocolo de Kioto: «Estamos viviendo en un entorno cada vez más exuberante de la flora y fauna, como consecuencia del aumento de dióxido de carbono. Nuestros niños disfrutarán de una Tierra con muchas más plantas y vida animal que la que ahora estamos bendecidos. Esto es un regalo maravilloso e inesperado de la Revolución industrial». A nadie se le escapan las repercusiones económicas y las campañas inmorales de desinformación que han estado dispuestos a hacer durante décadas,…. ahí quedan muchas de estas «frases gloriosas». Seguir leyendo

¿Existen los «tontos útiles»?.

«Tonto útil» es una expresión utilizada sobre todo en política, que no se refiere a lo que entendemos por inteligencia ordinaria. Un «tonto útil» es una persona de la cual se aprovechan, porque no sabe ver los motivos ocultos de sus acciones, de forma que apoya involuntariamente una causa (usualmente política) contraria incluso a sí mismo o a sus propios intereses. Una causa, que si estuviese bien informado no apoyaría. Si analizase más a fondo hechos subyacentes, se daría cuenta de que podría ser de las primeras víctimas si triunfa lo que apoya. Si fuese consciente, se consideraría un cómplice, un activista o un infiltrado, pero no es su caso. La expresión «tonto útil» se usa incluso (como insulto y a veces sin fundamento) para calificar a los contrarios por no favorecer los intereses de una determinada opción. La expresión tontos útiles y/o compañeros de viaje, se le atribuye a distintos autores, según distintas fuentes.

Los tontos útiles piensan que están defendiendo una causa o intereses legítimos. De esta manera puede suceder que grupos organizados defendiendo sus propios objetivos se conviertan en «tontos útiles» de otros, sin siquiera saberlo, en la medida que concurran en parte con sus objetivos. El concepto describe pues, a alguien que es manipulado por un movimiento político, un grupo terrorista, un gobierno hostil u otro tipo de organización. Seguir leyendo

Falacias: Un recurso de debates, noticias y discusiones.

Cada día es más frecuente asistir a debates o discusiones en las cuales no siempre vencer significa tener la razón. Se está poniendo de moda un uso del lenguaje con continuos eufemismos o bien el uso de falacias lógicas para esconder la verdad. El hecho de vencer esos debates responde a la opinión de los espectadores y depende de su formación, pues argumentos engañosos pueden convencer a quienes no sepan reconocerlos. Por supuesto esto que se expone tiene también su reverso tenebroso, cuando usas estas falacias a tu favor, el problema es cuando tu rival te las reconoce y te puede poner en evidencia ante el público, claro está si el público es inteligente.

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Políticos Inventados.

El poder de difundir bulos en las redes sociales no deja de sorprendernos cada día. Existe uno que no resiste ningún estudio serio, como es el número de políticos/as que hay en España, que según esos mentideros se eleva a 445.568. Esta cifra se saca considerando como políticos a ex-políticos, asesores, sindicatos, bomberos, funcionarios con cualquier cargo o cualquiera que pasa por la calle, aunque hoy pinchando en ese enlace del diario origen de este bulo, resulta que ya no está disponible, no me extraña porque era un auténtico bodrio. Seguir leyendo

Independencia y libertad de prensa

Cada vez que nos acercamos a un medio informativo no podemos sustraernos de constatar el sesgo ideológico y apreciar como una noticia objetiva varía, incluso sustancialmente, dependiendo del informador. Esto ha llegado a ser tan común que ya nadie se extraña de este hecho y se asume con normalidad. El lector o espectador no fanático es consciente y sabe relativizar dichas informaciones en la justa medida, aunque no ocurra así para quienes no son conocedores de este hecho.

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Rumores y mentiras.

El rumor es una versión sobre temas que interesan a la gente, que no tiene un origen identificado o claro y su autenticidad es dudosa. Se refuerza cuando no existe información genuina, completa y veraz. Corren de prisa y se refuerzan sobre todo en tiempos de crisis, aburrimiento o cuando no hay canales de comunicación abiertos. Se desarrollan sobre todo cuando hay miedo, odio o esperanza.

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Auschwitz-Birkenau

Después de largas horas de viaje, he podido vislumbrar el horror; dentro de un enorme paraje de ensueño, donde se supone que no pasan esas cosas.

Auschwitz

He podido contemplar las estación de tren donde llegaban (algunos ya muertos) después de un agotador viaje hacinados, se dividían en dos grupos. Seguir leyendo